lunes, 10 de septiembre de 2012

Bichas raras

Este verano, una de las sensaciones en los Juegos Olímpicos de Londres ha sido el waterpolo femenino. Sensación y sorpresa, porque casi nadie en este país se había parado a pensar que hubiera chicas que jugaran a ese deporte tan minoritario, y que encima pudieran ser casi las mejores del mundo... 



Pues bien, yo sí. Yo sí sabía, y sé, que hay chicas que por las mañanas se van a la universidad, comen rápido en casa, estudian, algunas hasta trabajan por la tarde, y luego, ya de noche, se van a la piscina a entrenar con un balón, dos porterías y unas cuantas locas como ellas.



Lo sé porque durante mucho tiempo una de mis-amigas-del-alma lo hacía día tras día. Sin ninguna ostentación ni como un sacrificio. Lo hacía porque el waterpolo era -y es- su pasión, y llevaba tanto tiempo haciéndolo, que no se imaginaba la vida de otra forma. 



Así que cuando me encargó un bichito que jugara al waterpolo, intenté que me saliera, por lo menos, de plata olímpica. Porque el regalo iba destinado a una niña en cuyas venas, un poquito de waterpolo irá, seguro.
Es un pulpo waterpolista. Con su pelota amarilla. Con su gorro waterpolista. Con el número 4 de la mamá de Natalia.



Espero que os guste, sobre todo a aquellos de vosotros que sois "bichos raros", que hacéis cosas minoritarias, incomprendidas... sabéis que como mucho, habrá tan solo un minuto de gloria. Pero ni eso os hace falta, tan felices como sois con lo que hacéis.

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